domingo, 29 de enero de 2017

Mensaje de Dios para una mujer








A pesar de tu fragilidad eres más fuerte de lo que imaginas. Dios ha depositado en ti unas características y cualidades especiales. ¡Eres única! Por eso es que en medio de la tormenta, cuando los vientos intentan derrumbarte, tú puedes salir airosa.
La sensibilidad tiene tu nombre. Tu belleza trasciende a lo que externamente se puede ver, porque tu alma es aún más hermosa. Tu ser encierra detalles fascinantes que ni tú misma, muchas veces comprendes.
Tú siempre has estado en la mente de Dios. Él te ha otorgado un valor y un lugar muy especial porque eres guerrera, pero también eres amor. Eres perfume, pasión, encanto, sensibilidad y muchas cosas más.
No te permitas lastimarte con pensamientos erróneos. Ni tampoco dejes que los demás determinen quién eres. Porque sin importar tu forma, imperfecciones, tus vivencias o las heridas que han marcado tu vida… Eres demasiado bella, eres muy importante. No hay en el mundo joya que pueda compararse y pagar el alto precio que tú, vales.
No te sientas fea, ni dejes que otros te hagan sentir así, porque feas son las personas que no tienen alma. Son feos los que intentan dañar y destruir los sentimientos de los demás.
No dejes que nadie obstruya e interrumpa tu felicidad. Tú naciste para lograr grandes cosas, para brillar más que una estrella.
En lugar de eso, cierra los ojos de tu alma y con paz dime: “JESÚS, YO CONFÍO EN TI”.
Trata de evitar esos pensamientos que te angustian al querer comprender las cosas que te pasan. No arruines mis planes tratando de imponer tus ideas, déjame ser tu Dios y actuar libremente en tu vida. Entrégate a mí con completa confianza y deja tu futuro en mis manos. Dime frecuentemente: ”JESÚS, YO CONFÍO EN TI”.
Lo que más te lastima es cuando tratas de razonarle todo de acuerdo con tus pensamientos e intentas resolver tus problemas a tu manera. Cuando me digas “JESÚS, YO CONFÍO EN TI”, no seas como el impaciente que le dice al Doctor “cúrese”, pero le sugiere la “mejor” forma de hacerlo. Déjate curar por mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo.
Si ves que las cosas se vuelven peores o más complicadas, aun cuando estés orando, mantente confiado en mí, cierra los ojos de tu alma, y continúa diciendo a cada hora: “JESÚS, YO CONFÍO EN TI”.

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