Cuando la vecina pasaba, el loro consentido de Saul siempre le cantaba y le daba los: Buenos días,
Hasta que un día ella le reclamo airadamente a Saul,porque ya no me canta el loro
Al día siguiente ella pasó por el frente de la casa de Saul y el loro, ahora pintado de negro, no dijo absolutamente nada.
La mujer, triunfante, lo provoco: Ahora sí estas calladito, no..?
A lo que el loro, con aire de un buen loro, respondió: Cuando estoy contento canto cielito lindo los corazones
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