Si empiezas a bailar sobre las mesas, a abanicarte, a sentirte adormecido cuando coges un libro, a desarrollar el sentido del ritmo, a hacer el amor cuando te apetece, entonces ya lo sabes. El sur te ha atrapado.
Bailando mal como sólo bailan mal aquellos que, mientras bailan mal, piensan todo el tiempo "estoy bailando... Estoy bailando".
¿Todavía quieres bailar? -Si crees que puedes seguirme el ritmo.
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