En carretera suelo llevar la música alta, tanto si es la mía como si son sus canciones infantiles. Un día oigo al pequeño gritar como un poseso todo desesperado, inmediatamente bajo el volumen a tope y voy buscando una zona donde poder parar el coche mientras le pregunto qué le pasa, o si se ha hecho daño con algo. El se calla de golpe, me mira y con todo su desparpajo me dice
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